martes, 6 de junio de 2017

Dieta

Necesitaba una receta para deshacerme de la rabia y la tristeza de estos días que no parecen acabar, pero es mentira que puedo cocinar y aunque pudiera, quien consuma ese estofado moriría con el veneno y la desilusión en la sangre. Decidí entonces caminar pues la bicicleta ha recibido algunas críticas en estos días por no ser suficientemente costosa, o liviana, o roja, o por no tener suficientes cambios o llantas, y pensé que sería prudente permitirle un descanso; pero la caminata no ayudó y la gente afuera tiene el frío muy adentro. Mi consuelo entonces ya no está en mis manos (detalle que por lo general me angustia debido a mi largo historial de problemas con el control) y decido apoyarme en voces que no suenan y en la esperanza de que mañana este invierno pase a un segundo plano, o al menos me permita retomar mis labores sin la necesidad de suspirar, de decirle por enésima vez al del espejo, ese zurdo idiota, que la cosa se pondrá mejor.

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