martes, 6 de junio de 2017

Cine

Tal vez de la película más estúpida tomé una lección sumamente valiosa: destruir es mucho más fácil que crear. A veces a todo aquello a lo que le damos nuestra vida, nuestro tiempo y atención, tiende a desmoronarse en segundos por las razones más absurdas, y esas personas que creímos conocer a la perfección se convierten en extrañas, en portadoras de amenazas para nuestra frágil integridad emocional; sin embargo el proceso de abandonarlas, de alejarnos de ellas es fundamental y debe ser iniciado a la mayor brevedad posible. A usted que está leyendo esto, le dedicaré mi triunfo de jamás extrañarla y tal vez algún día me tomaré un trago por la luz que en algún momento me regaló. Suerte

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