Ofrezco palabras de amores tristes y luces lejanas. Un poco de melancolía repartida en la semana.
martes, 6 de junio de 2017
Cine
Tal vez de la película más estúpida tomé una lección sumamente valiosa: destruir es mucho más fácil que crear. A veces a todo aquello a lo que le damos nuestra vida, nuestro tiempo y atención, tiende a desmoronarse en segundos por las razones más absurdas, y esas personas que creímos conocer a la perfección se convierten en extrañas, en portadoras de amenazas para nuestra frágil integridad emocional; sin embargo el proceso de abandonarlas, de alejarnos de ellas es fundamental y debe ser iniciado a la mayor brevedad posible. A usted que está leyendo esto, le dedicaré mi triunfo de jamás extrañarla y tal vez algún día me tomaré un trago por la luz que en algún momento me regaló. Suerte
Cortinas
Apagué las alarmas para escapar de la vigilia, escondí los relojes para no escuchar sus goteras, cerré las cortinas, me dispuse en mi vacío habitual y apagué toda lumbre que me pudiese recordar a la vida. Renegué de la realidad, rogué a los dioses por el abandono sin lamentos que da el sueño, pero ya era tarde, ya jamás me podría librar de mi.
Dieta
Necesitaba una receta para deshacerme de la rabia y la tristeza de estos días que no parecen acabar, pero es mentira que puedo cocinar y aunque pudiera, quien consuma ese estofado moriría con el veneno y la desilusión en la sangre. Decidí entonces caminar pues la bicicleta ha recibido algunas críticas en estos días por no ser suficientemente costosa, o liviana, o roja, o por no tener suficientes cambios o llantas, y pensé que sería prudente permitirle un descanso; pero la caminata no ayudó y la gente afuera tiene el frío muy adentro. Mi consuelo entonces ya no está en mis manos (detalle que por lo general me angustia debido a mi largo historial de problemas con el control) y decido apoyarme en voces que no suenan y en la esperanza de que mañana este invierno pase a un segundo plano, o al menos me permita retomar mis labores sin la necesidad de suspirar, de decirle por enésima vez al del espejo, ese zurdo idiota, que la cosa se pondrá mejor.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)