Ofrezco palabras de amores tristes y luces lejanas. Un poco de melancolía repartida en la semana.
lunes, 28 de octubre de 2019
Tregua
Si, lo digo y se me llena la boca y se me llena el pecho y el corazón de paso, y temo que mi corazón de por sí inflado se infle más, te quiero, te quiero con una constancia que no conocía en mí, te quiero de una manera implacable, te quiero a vos, te veo a vos y no mucho más. Tu presencia en general en mi vida ha sido para sentir, para crecer, para aprender, ha sido una oportunidad para entender el paso de cada momento, lo que se queda y lo que se va en mí. Pero, tu presencia física… eso es otro cuento, otro animal totalmente diferente, cada sentido se pone alerta, cada segundo cuenta, y el momento es un paseo por cada curiosidad alguna vez sentida, por cada deseo alguna vez albergado, y únicamente hay tranquilidad, silencio infinito al interior del capullo, y la realidad se vuelve flexible, colorida, privilegiada. No quiero ya vivir sin tus manos en mis manos, sin tu abrazo a diario, sin tu voz muy cerca de mis oídos, sin tus labios en mis labios. Quiero ver tus piernas, hablar de ellas, analizarlas, debatirlas, quiero olerte, recorrerte con mi nariz y descubrirte de todas las maneras posibles. Quiero recargarme de tu tacto, seguirlo sintiendo cuando ya no estés a mi lado, sentir tus brazos en las palmas de mis manos, en las yemas de mis dedos, sentir tu espalda en mi boca, tu cuello en mi boca, tu sexo en mi boca, tu mundo en mi boca. Quiero hablarte de mis trivialidades y conocer tus esencias, quiero confesarte mis fragilidades, mis fallas, quiero amarte, quiero cantarte todo eso que pienso en silencio pero que te pertenece, que es tuyo aunque no lo pronuncie, aunque solo me habite a mí.
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