Me resulta difícil recordarte sin tristeza,
me resulta en extremo difícil pensar en el estado actual de las cosas sin sentir rabia.
Y eso soy hoy en lo que respecta a vos: tristeza y rabia.
Me encuentro frente a un muro de aquellos que divide el jardín, lo admito aprovechando que lo acabo de descubrir.
No hay música
No hay tarea
No hay viaje
No hay bosque o mar o caminata
que me permita desangrar este gris.
Ofrezco palabras de amores tristes y luces lejanas. Un poco de melancolía repartida en la semana.
martes, 5 de noviembre de 2019
lunes, 28 de octubre de 2019
Tregua
Si, lo digo y se me llena la boca y se me llena el pecho y el corazón de paso, y temo que mi corazón de por sí inflado se infle más, te quiero, te quiero con una constancia que no conocía en mí, te quiero de una manera implacable, te quiero a vos, te veo a vos y no mucho más. Tu presencia en general en mi vida ha sido para sentir, para crecer, para aprender, ha sido una oportunidad para entender el paso de cada momento, lo que se queda y lo que se va en mí. Pero, tu presencia física… eso es otro cuento, otro animal totalmente diferente, cada sentido se pone alerta, cada segundo cuenta, y el momento es un paseo por cada curiosidad alguna vez sentida, por cada deseo alguna vez albergado, y únicamente hay tranquilidad, silencio infinito al interior del capullo, y la realidad se vuelve flexible, colorida, privilegiada. No quiero ya vivir sin tus manos en mis manos, sin tu abrazo a diario, sin tu voz muy cerca de mis oídos, sin tus labios en mis labios. Quiero ver tus piernas, hablar de ellas, analizarlas, debatirlas, quiero olerte, recorrerte con mi nariz y descubrirte de todas las maneras posibles. Quiero recargarme de tu tacto, seguirlo sintiendo cuando ya no estés a mi lado, sentir tus brazos en las palmas de mis manos, en las yemas de mis dedos, sentir tu espalda en mi boca, tu cuello en mi boca, tu sexo en mi boca, tu mundo en mi boca. Quiero hablarte de mis trivialidades y conocer tus esencias, quiero confesarte mis fragilidades, mis fallas, quiero amarte, quiero cantarte todo eso que pienso en silencio pero que te pertenece, que es tuyo aunque no lo pronuncie, aunque solo me habite a mí.
Promesa incumplida
No puedo escribir para vos, tengo mis razones. Creo que las compartiría la mayoría de personas que me conocen y, más importante, mi pasado y mis errores estarían de acuerdo. Entonces a la mierda, me quedo con mi silencio para variar y lo respaldo (y me respaldo), porque después de todo son esos dos centímetros que te separan de mí lo que te da brillo, lo que te da alma, no sos vos, no es tu voz, no es tu garra ni tu encanto ni tu porte ni tu puto caminado que es como flotar, ni tus manos que hacen y deshacen, ni tu pecho que es misterio, ni tus ojos ni tus pintas únicas ni esa forma absurda e insoportable de ver la vida. Tu historia es argumento suficiente para mantenerte lejos, mi historia es argumento suficiente para mantenerme inmóvil. Pero te quiero y no puedo hacer énfasis suficiente en esas dos palabras. Te quiero. Con una ansiedad anciana, calmada, reposada, paciente. Te quiero con todas las contradicciones posibles, te quiero cuando me caes mal, cuando no te entiendo, cuando apenas tolero lo que sos. Te quiero en todos los espacios que hemos compartido, te quiero en cada tiempo que hemos sabido construir, en cada clima, en cada camino, en cada ausencia, en cada temor de ya no poder quererte de frente, te quiero con todas estas palabras que morirán sin nacer, te quiero en el cansancio que me provocas, te quiero en mi terquedad de quererte a mi manera, te quiero porque es luz quererte y el corazón se me abriga un poquito cuando lo hago. Aclaro, digo quererte porque quererte me hace bien, me nutre, me transforma, me convierte en este fantasma triste que soy ordenando letras en la noche para abandonarlas en la mañana, me convierte en el adulto sencillo que siempre quise ser y en el niño crítico que espero no se acabe con mi muerte
Promesa cumplida
Cuando te vayas haré el doble de esfuerzos por sonreír,
limpiaré la bici con más frecuencia y
trataré de llegar un poco más lejos cuando salga.
Cuando te vayas quizás prepare mejor mis clases y
me tome menos tiempo para tomar el café;
socializaré más con los otros profes, me vestiré
más acorde a este trabajo que me recibe y me
pone nombres y condiciones y tiempos.
Cuando te vayas me tomaré en serio la idea
de conseguirme una mujer y ya no caminaré a
diario únicamente de la casa al trabajo y del
trabajo a la casa,
socializaré
saludaré a la gente en calles y pasillos
seré verdaderamente amable y cordial.
Cuando te vayas trataré de no repetir 600 veces
la misma canción
Cuando te vayas alternaré entre las galletas
de cartón y otras opciones menos grises,
buscaré otro tipo de zapatos que también me
cuide del dolor y
me procuraré camisas más coloridas.
Mucho cambiará de mí cuando te vayas
porque hay un trozo de mí que inevitablemente
está ligado a vos
y deberé dejarlo ir
y deberé dejarte ir.
Y mientras tanto me nutro en tus colores y me abrigo de tu sonrisa.
Y la vida es buena.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)