Ofrezco palabras de amores tristes y luces lejanas. Un poco de melancolía repartida en la semana.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
Enemigos
Te acaricio con mis flores negras, las mismas que ya habrás olvidado o en su defecto enterrado; te llamo valiendome del llanto invencible del viento, invoco tu nombre entre susurros. Te veo mientras repaso mis memorias, mis pasados, mis fantasmas que prefieren la noche para vagar por mi habitación haciendo inventario de lo que decidiste no llevarte. Puedo oirte en cada canción que te dije que detesto y que ahora me sabe a vos, Las noches son ágiles ahora que no estás y los días tienen menos preocupaciones, llueve como siempre lo deseé y no hay soles que liberen mis furias infantiles. En este poco tiempo mi enemigo es la vida que tuvimos, la venenosa nostalgia que pinta mis paredes con tus paisajes. En este poco tiempo mi enemigo soy yo cuando recuerdo, cuando te invoco, cuando me encuentro recorriendo nuestros caminos ya sin tu mano aferrándome el alma.
lunes, 10 de noviembre de 2014
Palabras
domingo, 2 de noviembre de 2014
Disfraces
Estoy el día de hoy ante la presencia de un cansancio que no depende del sueño para su desaparición. Me encuentro frente al hastío fundamental de una ignorancia mal disfrazada y de la incertidumbre que poco a poco va ganando protagonismo en medio del ruido y la distorsión del mundo.
Charcos
Puedo verter el contenido de todos los océanos conocidos o beberlos, da igual, no se va este sentimiento de vacío, este sinsentido que me acorta los días y desnuda mis árboles, antes tan llenos de color y vida. Qué soledad tan puta y tan llena de odios y resentimientos, qué existencia tan decididamente gris. Todos los aromas de vos que con paciencia y empeño fueron marcando momentos y palabras en mi memoria, poco a poco me han ido abandonando, creando el suelo árido desde el que ahora te escribo; soy testigo inmóvil de esta decadencia y sé que mis lágrimas nada lograrán salvar.
Me refugio cristianamente en mi silencio (los hábitos antiguos mueren con dificultad) y salgo a la calle en medio de aguaceros varios con la esperanza absurda de encontrar un buen charco, uno lo suficientemente profundo para ahogarme a mí y a mis demonios, o en su defecto llevarme a través de las alcantarillas hasta algún destino incierto que se tome su tiempo para deshacerse de mí.
Me refugio cristianamente en mi silencio (los hábitos antiguos mueren con dificultad) y salgo a la calle en medio de aguaceros varios con la esperanza absurda de encontrar un buen charco, uno lo suficientemente profundo para ahogarme a mí y a mis demonios, o en su defecto llevarme a través de las alcantarillas hasta algún destino incierto que se tome su tiempo para deshacerse de mí.
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